Durante la última década, el crédito privado y los bienes inmuebles privados han surgido como inversiones alternativas atractivas que generan ingresos para los inversores que buscan rendimiento en un entorno de tipos bajos. Aunque los tipos de interés han comenzado a subir, estas clases de activos pueden seguir siendo inversiones alternativas atractivas debido al potencial de rentabilidad ajustada al riesgo y la capacidad de acceder a partes del mercado que no están disponibles a través de instrumentos que cotizan en bolsa.
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